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Mártir de los primeros siglos, cuya figura se pierde en la leyenda y cuyo nombre debe atribuirse al menos a tres personajes significativos: un sacerdote, un obispo y un cristiano sencillo de Africa, los tres en torno al siglo III y IV.
Tal vez fue el obispo el que tiene más verosimilitud histórica. Parece que fue pastor en Interamna (Terni de hoy), que fue condenado a muerte en la segunda mitad del siglo III y que fue sepultado en la Vía Flaminea de Roma, donde se conservó un templo en su honor desde fechas muy primerizas.
La costumbre reciente de atribuir a este santo cierto patronazgo sobre los enamorados se debe a la infundada creencia, de origen inglés, de que el 14 de Febrero es la fecha en la que las aves comienzan a aparearse. Se pretende hacer nacer esta costumbre en la Edad Media; pero, en el sentido en que se explota comercialmente en la actualidad, no va más allá del siglo XX, aunque literariamente aparece ya en el siglo XVIII como fiesta de la elección de una muchacha o de un muchacho para ofrecerles presentes y obsequios, que se practicaba en Inglaterra en estas fechas.
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